*Nació en la zona del Bajío en el año de 1840 y falleció en noviembre de 1910 en el Hospital Juárez de la Ciudad de México, se le conoció un cónyuge de nombre María, y cuatro hijos reconocidos, de oficio zapatero y posteriormente asesino serial
*Se le acusó de homicidio agravado, violación, abuso sexual, por lo que se le sentenció a pena capital conmutada a 20 años de prisión, y finalmente recibió el indulto presidencial
Redacción/Sol Quintana Roo/Sol Yucatán/Sol Campeche/La Opinión de México
Ciudad de México.- De acuerdo a uno de los primeros criminólogos nacionales, Carlos Roumagnac, el también llamado “Degollador del río Consulado” (sitio donde fue encontrado el cuerpo de la anciana asesinada y/o Francisco Guerrero) era un criminal nato a quien describió como “un degenerado inmoral violento”.
En la red global electrónica aparecen datos interesantes como que los motes con los que era conocido Francisco Guerrero Pérez, eran además de “El Chalequero”, “Antonio Prida”, “El Destripador Mexicano”, “El Destripador del río Consulado”, “El Barba azul mexicano”, “El Degollador del río Consulado” o “El Estrangulador del río Consulado”.
Nació en la zona del Bajío en el año de 1840 y falleció en noviembre de 1910 en el Hospital Juárez de la Ciudad de México, se le conoció un cónyuge de nombre María, y cuatro hijos reconocidos, de oficio zapatero y posteriormente asesino serial, se le acusó de homicidio agravado, violación, abuso sexual, por lo que se le sentenció a pena capital conmutada a 20 años de prisión finalmente recibió el indulto presidencial. Tuvo una segunda condena a pena de muerte, en la historia criminal mexicana el primer lugar se le atribuye a Felipe Espinosa.
El perfil de Guerrero Pérez refiere que provenía de una familia pobre en alguna parte del Bajío en 1840, fue el decimoprimer hijo, su infancia estuvo marcada por la pobreza, los abusos de su madre- golpeadora y asfixiante- y la ausencia de su padre. En 1862 a la edad de 22 años emigró a la Ciudad de México, donde comienza a laborar como zapatero.3
A lo largo de su vida “El Chalequero” no tuvo reparo en tratar de ocultar su misoginia, mucho menos sus asesinatos, aun así estuvo casado, procreó 4 hijos con su esposa, llamada María, y otros más extramaritales, y tuvo muchas amantes, las cuales de hecho llegaron a mantenerlo de ahí el mote que le adjudicaron “El Barba Azul”, se dice que logró contar con su harén de “mariposas nocturnas” a su servicio (de ahí que se sospeche que pudo ejercer como proxeneta).
Aunado a ellos, de acuerdo a testigos de la época que le conocieron, lo vieron presumiendo sus crímenes en su barrio, la colonia de Peralvillo, que sabían lo que hacía, pero no lo denunciaban por el temor que les daba, pese a estos antecedentes, Francisco Guerrero Pérez, se declaró católico devoto de la Virgen de Guadalupe, y contaba orgulloso haber sido en su infancia sacristán.
“El Chalequero” gustaba de vestir de manera estrafalaria para esa época, aunque elegante, siempre usaba pantalones entallados de cachemira, fajas multicolores y chalecos de charro, le describían como hombre “…guapo, elegante, galán y pendenciero”.
De ahí que existan dos teorías del origen de su apodo “El Chalequero”, una debido al uso de la prenda de vestir, la otra a que sostenía relaciones sexuales “a chaleco” con la mujer que él escogiera, en el uso de mexicanismos la expresión “a chaleco” indica que es realizar algo de manera forzada.
Aunado a lo anterior, poseía una muy marcada personalidad psicopática, esto a que de acuerdo a los especialistas al analizar su personalidad, detectaron que Guerrero Pérez carecía de empatía, no sentía culpa, tenía un estilo de vida parasitario, cosificaba a las personas a su alrededor, tenía una autoestima inflada, sufría de ataques súbitos de ira, era manipulador y promiscuo, pese a ello era una persona carismática de ahí que tuviera la simpatía de las mujeres.
En ese tiempo no se le prestó la atención necesaria a su diagnóstico, pese a que su comportamiento y personalidad concuerdan con los de un trastorno errático de la personalidad (personalidad antisocial o personalidad narcisista), lo describían como una persona tranquila y callada, ponía demasiado cuidado en su cuidado personal.
A las mujeres las trataba como un simple satisfactor sexual desechable, los asesinatos que perpetraba estaban marcados por una crueldad desmesurada con marcados tintes sexuales, especialmente el odio, violaba a sus víctimas para poder demostrar la supuesta “superioridad y poder” que creía tener sobre las mujeres.
Todas sus víctimas (exceptuando la última) fueron meretrices, a diferencia de lo que se llegó a creer no las mataba por el hecho de serlo, sino porque ellas eran más vulnerables (prueba de ello fue que su última víctima no se dedicaba a esta práctica, sin embargo, también pertenecía a un sector vulnerable: la tercera edad).
Creía que las mujeres le debían una total fidelidad a sus maridos, el adulterio tendría que ser castigado con la muerte, consideraba especialmente pecaminosa la labor de una trabajadora sexual ya que no guardaban fidelidad hacia ningún hombre.
Por lo anterior, se llegó a deducir que su trastorno de personalidad y su misoginia, fue producto de un rechazo maternal durante la infancia, que degeneró en un complejo de Edipo no superado. Muy probablemente no conoció una imagen paterna o ésta representó el patrón de la violencia contra las mujeres (un padre golpeador). Pertenecía a un estrato social bajo y era prácticamente analfabeto. Proyectaba en sus víctimas la imagen de su madre.