*Durante diferentes etapas dirigieron el cártel del Golfo, a cuyo liderazgo arribaron a base de sangre y fuego
Ricardo Ravelo/Sol Quintana Roo/Sol Yucatán/Sol Campeche/La Opinión de Mexico
Ciudad de México.- Los hermanos Cárdenas Guillén, líderes del cártel del Golfo en distintas etapas, están extinguidos del crimen organizado. Por asesinatos, muerte natural o encarcelamiento, esta dinastía de narcotraficantes oriundos de Matamoros, Tamaulipas, concluyó su etapa como jefes máximos del cártel que en los años sesenta fundó el legendario Juan Nepumuceno Guerra, tío de Juan García Ábrego, quien tuvo su etapa de esplendor en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Actualmente Mario Alberto Cárdenas está preso, Mario, otro hermano, también está recluido en el penal de La Palma en espera de ser extraditado. Homero Cárdenas presuntamente falleció en 2014 de un infarto al someterse a una liposucción en una clínica de Monterrey, Nuevo León, en tanto que Ezequiel Cárdenas, “El Tony Tormenta” murió en 2010 durante un enfrentamiento con la Marina y efectivos del Ejército Mexicano en la ciudad de Matamoros. Apenas el pasado 7 de febrero, Enrique Cárdenas, “El Kike”, sobrino de los Cárdenas Guillén, fue ultimado a balazos cuando arribó a su domicilio en una colonia de Matamoros. Así, entre balazos, muertes naturales y/o encarcelamiento, los Cárdenas Guillén, en otro tiempo considerados los hombres más temibles del crimen organizado, ahora forman parte de una historia de terror tan traumática como oscura.
Miembros de una familia humilde afincada en Matamoros, Tamaulipas –su principal feudo criminal –los hermanos Cárdenas Guillén, en distintos momentos líderes o piezas del cártel del Golfo, alcanzaron un enorme auge en el narcotráfico, pero poco a poco han ido desapareciendo del mapa criminal, a grado tal, que ya son una dinastía en extinción, igual que los hermanos Carrillo Fuentes, alguna vez poderosos jefes del cártel de Juárez.
Ya por asesinatos, muerte natural o encarcelamiento, los Cárdenas Guillén dejaron de ser una amenaza para Tamaulipas y todo el territorio nacional, como alguna vez lo fueron, según los calificó la propia DEA, la agencia antidrogas norteamericana.
El pasado domingo 7 de febrero fue ejecutado en la ciudad de Matamoros Enrique Cárdenas Salinas, conocido en el mundo criminal como “El Kike”, sobrino de Osiel Cárdenas, preso en una cárcel secreta de Estados Unidos, donde purga una condena de 25 años que concluirá en 1 de noviembre de 2029.
El crimen ocurrió cuando Cárdenas Salinas arribó a su domicilio, localizado en la calle Valle de Los Lirios, colonia San Miguel, en Matamoros. Al bajar de su vehículo, fue sorprendido por sus ejecutores, quienes abrieron fuego; según las versiones de algunos testigos, eran varios hombres armados los que lo atacaron. Al consumar la ejecución –aseguraron –todos huyeron a bordo de un automóvil negro.
El famoso “Kike” era sobrino de Osiel Cárdenas Guillén. Su padre era Homero Cárdenas Guillén, hermano de Osiel, Mario, Antonio Ezequiel y Liliana Cárdenas, todos ellos miembros de una familia que pasó a la historia como piezas del crimen organizado, en particular, del cártel del Golfo, el cual fue dirigido por Osiel de 1997 a 2003. En este segundo año fue capturado. Más tarde, en 2007, el gobierno de México autorizó su extradición a Estados Unidos, donde purga una condena de un cuarto de siglo por unos quince delitos relacionados con la delincuencia organizada.
El progenitor de “El Kike”, de acuerdo con su historial criminal, fue en 2009 el responsable del transporte de cocaína hacia el estado de Texas y, en 2013, tomó temporalmente el control del cártel del Golfo.
Según informes de la policía de Tamaulipas, “El Kike” trabajaba con su primo Alfredo Cárdenas Guillén, líder de una célula del cártel del Golfo en la frontera.
Con la muerte de Enrique Cárdenas la dinastía Cárdenas Guillén está extinguida en el negocio del narcotráfico, pues todos los hermanos de Osiel Cárdenas están muertos y/o presos.
Historia de una dinastía criminal
Violento y sanguinario, Mario Cárdenas Guillén, alias “El M1”, fue capturado en 2012 en Altamira, Tamaulipas; posteriormente fue recluido en el penal de La Palma, en el Estado de México. Una solicitud de extradición del gobierno de Estados Unidos lo puso con un pie en el avión para ser enviado a ese país, donde enfrenta diversos cargos relacionados con la delincuencia organizada.
En mayo de 2020, la jueza Abigail Ocampo Álvarez autorizó al gobierno de México proceder con la extradición de Mario Cárdenas, quien está acusado de cometer delitos de tráfico de drogas, lavado de dinero y diversos crímenes.
La autorización para su extradición derivó del rechazo de un amparo que Cárdenas Guillén interpuso para frenar el procedimiento de extradición, pero el juez rechazó concederle el amparo de la justicia. Sin embargo, su traslado a Estados Unidos se ha retrasado.
La defensa del capo, a través de diversos recursos legales, ha argumentado que la petición de entrega de su cliente a Estados Unidos fue admitida hace más de un año y medio, después de lo que establece el Tratado de Extradición.
La juez Ocampo Pérez dijo, sin embargo, que la demora que argumenta Cárdenas Guillén a través de sus abogados respecto de su extradición no causa perjuicio y mucho menos significa una ventaja para la Fiscalía General de la República.
Mario Cárdenas expuso su temor de contagiarse de Covid-19 en caso de ser entregado a Estados Unidos, pues el año pasado, con la acelerada proliferación del virus, el país vecino era considerado como el epicentro de la pandemia. El capo argumentó que tenía más de 60 años, padece obesidad, hipertensión, por lo que lo convierte en una persona vulnerable. Estos argumentos frenaron momentáneamente su extradición.
Mario Cárdenas ya sabe lo que es vivir preso: De 1995 a 2007 estuvo preso en los penales de máxima seguridad de Matamoros, Tamaulipas, y en Puente, Grande, Jalisco. En ese tiempo se le acusó de delincuencia organizada y contra la salud.
Algunos informes de inteligencia consultados por este reportero indican que Mario Cárdenas, a quien se le conoce como “El M1”, traficaba con drogas desde el interior del penal de Matamoros. Operaba, indican los informes, con grandes cargamentos de cocaína y marihuana. Por ello, tuvo que ser trasladado a Puente Grande, donde supuestamente había mayor control. Pocos años después, recobró su libertad y meses después volvió a ser capturado, ésta vez por la Marina, en Altamira, Tamaulipas.
Mario Cárdenas tomó el control del cártel del Golfo en 2010, luego de que Ezequiel Cárdenas –su hermano, conocido como “El Tony Tormenta” –fuera abatido durante un enfrentamiento con efectivos de la Marina.
El Tony Tormenta, abatido por la metralla
Cuando su hermano Osiel Cárdenas Guillén era el máximo jefe del cártel del Golfo, Antonio Ezequiel Cárdenas, “El Tony Tormenta”, no era una figura menor: se desempeñaba como cabeza del ala logística y financiera del cártel del Golfo.
“El Tony Tormenta” tomó la jefatura del cártel del Golfo tras la captura de su hermano Osiel. Antes de su muerte, Ezequiel Cárdenas se desempeñaba como un hábil estratega en las finanzas, mientras que su socio –Eduardo Costilla, “El Coss” –era visto como el hombre de mano firme. Cárdenas controló el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y explotó como nadie las boyantes plazas de Matamoros, Brownsville, Texas, considerada una de las más rentables para el cártel del Golfo.
“El Tony Tormenta” fue sometido a proceso, en 2008, por el distrito federal de Washington D.C.. En ese tiempo la DEA ofrecía una recompensa de 5 millones de dólares a quien diera información para lograr su captura. No fue necesario. En un enfrentamiento con efectivos de La Marina, el capo fue abatido. Recibió decenas de disparos que le perforaron el cuerpo. Así terminó su carrera criminal.
Los hechos que rodearon su muerte construyeron un escenario de guerra. Luego de ocho horas de tiroteos y persecuciones en más de quince puntos de la ciudad de Matamoros, entre sicarios del cártel del Golfo y efectivos de las Secretarías de Marina y de la Defensa Nacional, elementos navales abatieron a tiros a Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén.
El saldo oficial de aquella balacera fue de tres marinos, un solado y cuatro delincuentes muertos, así como cuatro agentes de la Marina y dos militares heridos.
Los enfrentamientos provocaron el cierre de tres puentes internacionales que conectan esa zona fronteriza con Estados Unidos, así como la suspensión de actividades en todo el municipio, ya que los grupos criminales secuestraron unidades del transporte público y realizaron decenas de bloqueos en distintas vías de comunicación para impedir la movilización de soldados, marinos y policías.
Aunque el hermano de Ezequiel Cárdenas –Homero Cárdenas Guillén — también se vinculó al cártel del Golfo, su destino fue otro. Nació el 13 de mayo de 1966 y falleció el 28 de marzo de 2015. La causa de su fallecimiento: un ataque al corazón.
Homero Cárdenas Guillén –conocido en el medio del hampa como “El Majadero” y/o “El Orejón” – fue líder del cártel del Golfo, igual que sus hermanos Mario, Ezequiel y Osiel.
A finales de la década de los años noventa, Homero trabajó para el cártel del Golfo bajo la tutela de sus hermanos, pero después de varios años de represión del gobierno –operativos, capturas y enfrentamientos que derivaron en bajas importantes –el cártel del Golfo sufrió graves crisis, entre otras, la muerte y captura de los hombres que trabajaban para Homero Cárdenas, entre ellos, Mario Ramírez Treviño, quien fue capturado.
Su ascenso como líder de la organización, sin embargo, no fue bien vista por el resto de los integrantes del cártel del Golfo. En noviembre de 2013, una célula rival de ese cártel –la facción conocida como “Los Metros –arribó a Matamoros, procedentes de Reynosa, Tamaulipas, y se enfrentó a la estructura del cártel del Golfo comandada por Homero, una célula denominada “Los Ciclones”. La lucha era por el control del cártel.
El enfrentamiento puso a la ciudad de Matamoros prácticamente en estado de sitio.
Como consecuencia de la confrontación hubo trece muertos del cártel del Golfo, según información oficial. Otras informaciones dieron cifras más altas, sobre todo, porque otros hombres fueron asesinados en zonas rurales y por ello no se contabilizaron.
Los informes policiacos sostuvieron que el choque armado se produjo por un desacuerdo sobre qué grupo debía controlar el área metropolitana de Matamoros. Luego de que “los Ciclones” y el clan Cárdenas Guillén decidieron no ceder ni negociar, estalló la violencia con “Los Metros”, la facción que tiene su base en Reynosa y Río Bravo, Tamaulipas.
El enojo de “Los Metros” era porque un pariente de Homero Cárdenas –Rafael Cárdenas Vela, detenido en 2011 –se había acogido al programa de testigos protegidos en Estados Unidos y temía que los delatara.
Cuando las cosas estaban en ebullición, comenzó a circular la versión de que Homero Cárdenas Guillén había muerto de un infarto en una clínica de Monterrey, Nuevo León, donde se sometió a una liposucción, la cual derivó en complicaciones. Pero oficialmente nada se dijo al respecto, por lo que la muerte del capo quedó sumida en el misterio.
La versión oficial respecto de la muerte de Homero es que sufrió un ataque al corazón. Esa habría sido la causa de su muerte.
Respecto de Osiel Cárdenas Guillén, conocido como “El Mata-amigos”, fue capturado en 2003 y extraditado a Estados Unidos en 2007, donde fue sentenciado a 25 años de prisión.
Osiel pudo evadir la cadena perpetua porque se declaró culpable de los delitos que le impusieron –15 en total –, aceptó colaborar con la justicia norteamericana para delatar a empresarios y políticos ligados al narcotráfico y no opuso resistencia alguna por el decomiso de 50 millones de dólares por parte de las autoridades estadunidenses.
Lo que Osiel pidió como condición para delatar a sus socios, cómplices y enemigos fue que se mantuviera en secreto el nombre de la cárcel donde compurga su pena. El asunto fue juramentado y sellado como secreto hasta el 1 de noviembre de 2028, cuando termine de purgar su pena.