Campeche

FGR Y DEA VAN POR FÉLIX

*Evidentes sus relaciones con el narco y miembros de la mafia rumana
*La DEA advirtió sus nexos hace 15 años, justo al inicio de su mandato
*Gupo Sol publicó hace más de un año los vínculos de González y Borge
*También figuran exfuncionarios de ambos ex gobernantes

Redacción/Sol Quintana Roo/Sol Yucatán/Sol Campeche/La Opinión de México

Ciudad de México.- La Drug Enforement Administración (DEA), por sus sigles en inglés, y la Fiscalía General de la República, mediante investigación conjunta, afinan detalles para proceder contra el ex gobernador de Quintana Roo, Félix Arturo González Canto, por sus presuntos nexos con diferentes organizaciones del narcotráfico.

La investigación por parte de la agencia antidrogas estadounidense no es nueva, data al manos de hace 15 años, justo cuando González Canto asumió la gubernatura del estado de Quintana Roo, la agencia alertó de los vínculos del entonces novel mandatario estatal con cárteles de la droga.

Días antes de que el martes 5 de abril de 2005, González Canto tomara posesión como gobernador del estado de Quintana Roo, la DEA alertó de sus nexos con el crimen organizado y lo hizo saber al gobierno de México, pero el aviso no contó para las autoridades federales y electorales y el cozumeleño asumió el cargo.

En su informe, la agencia antidrogas precisó que González Canto colaboraba con el crimen organizado, al igual que su entonces “delfín” político y sucesor, Roberto Borge Angulo, hoy preso en el Centro Federal de Rehabilitación Psicosocial (Ceferepsi), en Ayala, Morelos.

Según informes de inteligencia de la DEA, González Canto, que también es investigado por la Fiscalía Anticorrupción por enriquecimiento ilícito, durante su gobierno realizó negociaciones con personajes del crimen organizado, además de incurrir en otros ilícitos que le redituaron miles de millones de pesos.

Asimismo, fuentes de la FGR confiaron a Grupo Sol que hay una investigación en curso al respecto, por lo que en breve el también ex senador podría ser citado para que responda por los señalamientos y la manera como ha acumulado su riqueza.

Las indagatoriass en su contra son varias, incluso existe una que realiza la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), de la cual trascendió que se están bloqueando de manera paulatina sus cuentas, aunque el político cozumeleño haya declarado a medios afines que eso no es cierto.

Todo ello ha sido advertido por la DEA desde el año 2005 y hasta ahora, 15 años después, las autoridades mexicanas empiezan a investigar los actos de corrupción de los que tuvieron conocimiento desde hace más de tres lustros.

En el pasado año de 2019, Grupo Sol retomó las investigaciones, luego de un nuevo reporte que hizo la DEA, pero no fue sino hasta noviembre de 2020, que comenzaron a acelerarse las pesquisas por parte del gobierno federal mexicano.

A través de investigaciones conjuntas de la DEA y la Fiscalía General de la República, se ha documentado que González Canto, Borge Angulo y otros políticos quintanarroenses sostuvieron vínculos con grupos criminales.

Grupo Sol publicó en marzo de 2019 un trabajo especial en el que se reveló que tras la llegada de González Canto al gobierno de Quintana Roo, se catapultó el fenómeno del tráfico de drogas y fue cuando se propaló la versión de que “la plaza” había sido vendida dos veces a organizaciones rivales del narco.

La infiltración del narcotráfico en el gobierno de González Canto llegó a tal grado, que el 3 de febrero de 2009 fue ejecutado el general retirado, Mauro Enrique Tello Quiñones, a menos de 24 horas de haber sido designado asesor en Seguridad Pública del entonces presidente municipal de Cancún, Gregorio Sánchez Martínez, “Greg”; otro polémico personaje.

Trascendió que la designación del general, causó molestias en una organización del narcotráfico, presumiblemente el Cártel de Juárez, por lo que decidieron que el militar fuera liquidado.

Se dieron las investigaciones que culminaron con la captura de Octavio Almanza Morales, “El Gori 4”; sucesor del militar en la Secretaría de Seguridad Pública; Francisco Velasco Delgado, “El Vikingo”; director de la Policía Municipal de Cancún y de Marco Antonio Mejía López, exdirector de la cárcel de Cancún.

Se supo entonces que la presencia del general Tello, muerto con otros dos militares a los que también “levantaron”, podría haberles originado problemas a servidores públicos que estaban vinculados con la delincuencia organizada.

SU MUERTE FUE ESPELUZNANTE

El resultado de la necropsia de ley, reveló que el cuerpo tenía rotos los brazos y las piernas. Las fracturas eran expuestas, todas. Golpes en todo el cuerpo, en la cara, en el tórax, quemaduras, astillas encajadas en las uñas y además el tiro de gracia que lo recibió cuando ya estaba muerto.

González Canto sostuvo a lo largo de su mandato nexos con el clan de los Carrillo Fuentes, concretamente con Luis Carlos Carrillo Cano, sobrino de Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, que se ostentaba como empresario de la construcción.

Bajo ese parapeto, Luis Carlos realizó millonarios negocios con González Canto, quien le otorgó diversas concesiones, entre ellas la construcción de la cárcel de Cancún, pero al descubrirse la relación entre mandatario y narcotraficante, el político se vio obligado a cancelarlas.

González Canto había otorgado el contrato para la ampliación de la cárcel municipal de Cancún, a través de la empresa SAFIE de Quintana Roo S.A de C.V., cuyos planos contemplaban incluso la construcción de pasadizos secretos, concebidos para eventuales fugas.

Pero hubo otras obras más, concretadas mediante licitaciones otorgadas por el gobierno, sin concurso, pese a que a Ricardo y Alfredo Carrillo Cano, hermanos de Luis Carlos, habían sido relacionados por la DEA como presuntos responsables de tráfico de drogas, “lavado” de dinero, extorsión y homicidio.

Esos vínculos con la delincuencia organizada y el parentesco, quedarían confirmados la tarde del 19 de octubre de 2011, cuando el empresario y amigo personal de González Canto, Luis Carlos Carrillo Cano, fue ejecutado en una de las principales avenidas de Cancún.

Una cartulina que fue dejada junto al cuerpo, contenía un amenazante mensaje del Cártel de Los Zetas que se adjudicó el crimen de Carrillo Cano: “Saludos, ya sabemos que están aquí y que los protege el cerdo del gobernador, pero ni con él nos van a frenar”, fue el narcomensaje.

Otro vínculo más de González Canto con el crimen organizado, fueron los nexos que mantuvo con Raúl Martins Coggiola, conocido en Quintana Roo como “El zar de la trata de Blancas”, de quien se dice que apoyó la campaña de Roberto Borge Angulo, por indicaciones del primero, ambos relacionados con miembros del Cártel de Juárez, del llamado “Señor de los cielos”.

No ,obstante, contra viento y marea concluyó la gestión de González Canto, pero antes ya había tejido la trama para que su “alumno” Roberto Borge Angulo lo sucediera en el cargo y así fue.

Tras el arribo de Borge Angulo, el narcotráfico cobró un auge nunca antes visto en el Pasillo del Caribe Mexicano, más descarado que el que tuvo su antecesor.

Los vínculos criminales de González Canto y Borge Angulo, en opinión de autoridades antidrogas, se confirmaron a raíz de la captura en Panamá de Borge Angulo, con lo que comenzó a destaparse la cloaca que se gestó desde que González Canto asumiera la gubernatura.

Desde esa fecha, en abril de 2005, de acuerdo a la DEA, el gobernante entabló relaciones simultáneas con el Cartel de Sinaloa y el Cártel del Golfo, cuyos sicarios, “Los Pelones” y “Los Zetas” y otros grupos, apéndices de los mismos, han mantenido y mantienen una permanente rivalidad y cruenta guerra por el control del territorio.

Y el Pasillo del Caribe Mexicano se hundió en la violencia y comenzó a teñirse de sangre.

Después vino la sucesión con Borge Angulo y como resultado de su captura en Panamá, quedaron al descubierto los nexos que sostuvieron ambos, durante su mandato, con Leticia Rodríguez Lara, “Doña Lety”, jefa del Cártel de Cancún, que operó libremente gracias a la protección de los mandatarios.

La mujer, una ex agente de la desaparecida Policía Judicial Federal que fue dada de baja por pérdida de confianza, se aposentó en Cancún y tras reclutar a narcos desertores de otros grupos e incluso a agentes ministeriales de Quintana Roo, creó su propia organización y se adueñó del estado.

Su relación se volvió tan estrecha, que Roberto Borge y Leticia Rodríguez, fueron vecinos en los exclusivos y suntuosos apartamentos en la Torre Majoris, en el fraccionamiento Villa Magna.

El cuartel de operaciones de la ex agente era el municipio de Alfredo V. Bonfil, y era un secreto a voces que en ese sitio tenía su centro de operaciones, todos sabían dónde estaba, menos aquellos que debían capturarla.

Ambos compartieron también las cajas de seguridad de la empresa Firts National Security, donde guardaban el producto de sus fechorías y que fueron aseguradas por la entonces Procuraduría General de la República.

Otras declaraciones que evidenciaban las relaciones de González Canto y Borge Angulo con el narco, fueron las de Guillermo Vázquez Handall, uno de los ex asesores del mismo Borge Angulo, quien aseguró que en los gobiernos pasados hubo una especie de acuerdo entre los gobiernos estatal, municipal y los grupos delincuenciales para que los dejaran operar libremente.

Fue evidente que se permitió que pasaran los cárteles de la droga, pues el objetivo de ambos ex gobernantes no fue gobernar sino administrar el crimen, lo que originó que Quintana Roo ocupara uno de los primeros lugares en narcotráfico, pederastia, trata de personas, prostitución, extorsión, lavado de dinero.

La dupla Félix-Roberto, descubrió y explotó tres grandes fuentes de corrupción para dejar un estado en decadencia: Los desvíos del Erario, el apoderamiento de tierras de la reserva de Quintana Roo que fueron “rematados” a precios irrisorios a familiares, amigos e incondicionales y los millonarios sobornos del narco.

En otro aspecto, según reportes de inteligencia, tanto González Canto como Borge Angulo protegieron al ex banquero Roberto Hernández Ramírez, para que los desembarques de cargamentos de cocaína, procedentes de Colombia, siguieran llegando a Punta Pájaros, propiedad costera del magnate, que se localiza en el centro de la Biosfera de Sian Ka´an.

Los nexos del ex senador Félix González Canto y del ex gobernador Borge Angulo con los cárteles del narcotráfico, y la venta de la reserva territorial de Quintana Roo, explicarían sobradamente el origen de sus fortunas.

La doble relación con cárteles de la droga, enemigos entre sí, dio paso a una imparable ola de violencia, transformando puntos turísticos como Cancún, Playa del Carmen, Isla Mujeres y Cozumel, cuyo principal atractivo era la tranquilidad, en verdaderos infiernos.

En la cadena de investigaciones no sólo figura González Canto y Borge Angulo, sino los de muchos más de sus colaboradores, familiares y allegados, como: José Luis Jonathan Yong Mendoza y su hijo José Luis Yong Cruz, de Morena; Silvia Susana González Franco, Remberto Estrada Barba y Gregorio Sánchez Martínez, “Greg”, entre otros políticos de Quintana Roo.

Entre otros polémicos personajes que si bien no han sido ligados de lleno al narcotráfico, si están plenamente relacionados con otras actividades ilícitas, figuran Florian Tudor, mejor conocido como “El Tiburón” y jefe de la mafia rumana; Raúl Martins Coggiola, espía y proxeneta argentino, que radicaba en Cancún (hoy preso) e Isidro Santamaría Casanova, sempiterno secretario de la CTM en Quintana Roo, preso también por el delito de trata, ligados a los polémicos ex gobernantes.

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