Hoy Escribe Moisés Sánchez Limón

ENTRESEMANA

MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN / SOL CAMPECHE

 

La maestra y el chico de los sietes

En vivo, en directo y a todo color, la maestra Delfina debió poner
cero en civismo, por mentiroso, al licenciado López Obrador.

Pero… Sin duda la senadora con licencia se reservó la calificación,
para no empañar esa ceremonia, en la dizque conferencia de prensa
conocida como “la mañanera” que el estudiante de sietes aprovechó para
formalizar su nombramiento como secretaria de Educación Pública, en
relevo del neo diplomático Esteban Moctezuma Barragán.

Mal para el muchacho de los sietes, Andrés Manuel, contrastante con el
chico de los dieces, Ricardo Anaya, al que humilló en vivo en aquel
segundo debate entre los candidatos presidenciales, el 20 de mayo de
2018.

¿Recuerda usted el apodo “Ricky Riquín Canallín” que Andrés Manuel
aplicó a Anaya? Sirvió para desviar la atención, incluso, del otro
aspirante José Antonio Meade, quien reclamó al aspirante panista: “Se
necesita haber sido muy cínico para no conocer de Atlanta más que
donde vivía la familia”.

Días de lodo, del escándalo por los gastos de Anaya para visitar a su
familia que mandó a vivir a aquella ciudad estadunidense.

Días de lodo que han comenzado a transitarse rumbo a las urnas del
próximo domingo 6 de junio, cuando se libre la madre, en turno, de
todas las elecciones intermedias federales, en las que la 4T y San
Andrés, se juegan el pellejo en busca de retener la mayoría en la
Cámara de Diputados y hacerse de 15 gubernaturas, unos cuantos cientos
de presidencias municipales y otros etcéteras de elección popular.

Pero, bueno, estábamos en eso del cero en civismo al chico de los sietes.

La maestra Delfina Gómez Álvarez debe recordar aquellos libros de
texto, El Buen Ciudadano I, II y III, que nos recetaban en la
secundaria de aquellos tiempos de la década de los 60 y parte de los
70, antes de que la educación pública cayera en la politiquería –San
Andrés dixit– que dio pie al nacimiento de la Coordinadora Nacional
de Trabajadores de la Educación, ésta que a fuerza de terquedad y
sociedad con el autor de la industria de la protesta, logró que varios
de sus integrantes formen parta de la LXIV Legislatura federal en la
Cámara de Diputados.

Y la maestra Gómez Álvarez llegó al Palacio Legislativo de San Lázaro
por el Distrito 38 del Estado de México, postulada por Morena, que
luego la nominó candidata al gobierno de aquella entidad pero, una vez
que perdió la contienda, se le otorgó el escaño plurinominal en el
Senado de la República, cargo al que pidió licencia en diciembre de
2018 para asumir la encomienda de súper delegada del gobierno
lópezobradorista… ¡en el Estado de México!

Como dicen los clásicos, lo demás, es historia…

Porque, en la mañanera del inicio de semana, la maestra y licenciada
Delfina Gómez Álvarez estuvo en la oportunidad de pasar a la historia
patria como la primera secretaria de Educación Pública en ponerle
cero, por mentiroso, al licenciado presidente Andrés Manuel López
Obrador.

Bueno, bueno, quizá el chico de los sietes tuvo un lapsus, de esos que
muy pero muy esporádicamente le ocurren, y en la presentación de la
senadora con licencia y maestra en Educación con especialidad en
Administración de Instituciones Educativas, como cita su Currículum
Vitae, título otorgado por el fifí y neoliberal Tecnológico de
Monterrey, Campus Toluca, se recetó una mentirijilla para elevar a la
hoy nueva secretaria de Educación Pública al nivel de ¡imbatible!

“La maestra Delfina pues ¿qué les puedo decir?, –citó el chico de los
sietes–. Es maestra, maestra de grupo, dio clases en primaria, fue
directora en una escuela durante mucho tiempo. ¿Cuántos años, maestra?

–Pues 30, bueno, llegué a cumplir los 30 años de servicio—respondió
la maestra y licenciada, pero incurrió en otra mentirijilla, por
supuesto orillada por el sonriente Andrés Manuel. Porque, en realidad,
la hoy integrante del gabinete del señorpresidente, cumplió 27 años de
servicio cuando se echó a los brazos de la política y ganó la
presidencia municipal de su natal Texcoco –por cierto, debe una
barbacoa prometida en sus tiempos de diputada federal y coordinadora
de la bancada de Morena en San Lázaro–.

¿Y?

Y resulta que el licenciadopresidente remachó la mentira piadosa con
una mentira que mancha la carta de servicios de la hoy secretaria de
Educación Pública:

–Casi 30 años de maestra –continuó el chico de los sietes–. Siendo
maestra la invitaron a participar para que representara a un partido
como candidata a presidenta municipal de Texcoco y ella estaba como
directora de una escuela en Texcoco y aceptó. Y claro que ganó, porque
les ha dado clases a muchos de Texcoco; entonces, ganó y dejó la
actividad educativa, luego volvió a ganar, volvió a ganar y nunca ha
perdido.

¿Nunca ha perdido? Ahí se ganó Andrés Manuel su cero en civismo.
Mintió, porque la maestra fue derrotada por Alfredo del Mazo Maza, en
la contienda por la gubernatura del Estado de México. Lo referí
tangencialmente líneas arriba.

Del Mazo, nominado por el PRI, obtuvo 33.72% de la votación emitida el
domingo 4 de junio de 2017; la maestra Gómez Álvarez 30.18%; Juan
Zepeda, candidato del PRD 17.79% y Josefina Vázquez Mota, abanderada
por el PAN, 11.29%.

¿Por qué mentir? ¿En qué ayuda a la maestra y licenciada por la
Universidad Pedagógica Nacional Delfina Gómez Álvarez? Burda
pretensión ésta de querer presentar al equipo como imbatible,
triunfador. ¡Pero qué necesidad! Politiquería.

“Y ahora regresa a la educación –abundó el chico de los sietes–.
Cuando la invité estaba muy emocionada, porque es algo extraordinario,
muy trascendente para una maestra, para un maestro, llegar a ser
secretario de Educación, entonces es un sueño.

“Y la maestra tiene muchas convicciones, es una mujer honesta,
trabajadora, que sabe relacionarse con sus compañeras maestras, con
los maestros y queremos seguir manteniendo una muy buena relación con
el magisterio nacional.

“Entonces, creo que fue muy buena esta decisión, porque los dos nos
hacen falta, Esteban y la maestra Delfina”.

¡Vaya con el chico de los sietes! Mentir como acto de fe. Usted dirá
que no vale la pena tocar ese punto y que soy muy fijado. Me
reprochará acusar al licenciado presidente de un desliz verbal que
cualquiera puede tener, y más cuando a esa hora no ha desayunado.
Pero, pero… Andrés Manuel no es un colegial ni cualquier ciudadano que
hable por hablar y con la panza vacía.

No, el chico de los sietes anda en campaña. Y cuando presenta a la
licenciada Gómez Álvarez como secretaria de Educación Pública la
presenta triunfadora y etcétera y etcétera.

No hay duda de que la maestra Delfina tiene una hoja curricular
envidiable, diría Luis Donaldo Colosio, ejemplo de la cultura del
esfuerzo. Y no se le puede desear mala suerte a quien tiene desde ya
la responsabilidad de la política educativa de millones de estudiantes
en México.

Nacida el 15 de noviembre de 1962, días en que, otro mexiquense,
Adolfo López Mateos gobernaba a México, Gómez Álvarez no conoció de
esos programas de la educación pública que dieron lustre a la
generación que ha gobernado al país en décadas recientes. Tenía seis
años cuando el movimiento estudiantil y diez en los tiempos del
halconazo y cuando se fundó el Colegio de Ciencias y Humanidades, el
CCH.

Ojalá y la maestra Delfina no caiga en la perversa, ésa sí,
politiquería de la CNTE y socios. Como pocos del equipo de Andrés
Manuel, tiene excelentes cartas de presentación. De siempre mi respeto
a los maestros, mis maestros. Conste.

COMO ME LO PLATICARON. Los Ramírez Mendoza, o la gracia del poder.
Contrasta que mientras se pregonan tiempos de austeridad republicana o
pobreza franciscana para la inmensa mayoría de los mexicanos, haya
unas cuantas familias muy agraciadas en México por sus nexos con el
poder dominante. Los amparados por estos tentáculos del poder
disfrutan salarios de privilegio y carreras vertiginosas en los
ámbitos público, privado y en el mundo de los negocios más jugosos de
estos tiempos.

 

Un ejemplo. Conforme con la Plataforma Nacional de Transparencia, es
el caso de Sebastián Ramírez Mendoza, un cuasi sociólogo porque nunca
terminó la carrera, hoy Director General del Sistema Público de
Radiodifusión-CDMX. El cuasi sociólogo fue delegado de la Secretaría
de Desarrollo Social (hoy, secretaría de Bienestar), y luego Director
General Adjunto en la cancillería con un sueldo superior a los 90 mil
pesillos. Es sobrino además de Francisco Agustín Mendoza Alcántara,
con vínculos sólidos a la farmacéutica Landsteiner, encargada nada
menos que de la distribución de la vacuna Sputnik, uno de los negocios
más lucrativos de esta época. Digo.