Hoy Escribe Rafael Loret de Mola

DESAFÍO

RAFAEL LORET DE MOLA / SOL CAMPECHE

*Guerras de AMLO

*Los “Imitadores”

Las guerras de Andrés son, en realidad, sus grandes prioridades por encima de sus contantes proclamas contra la corrupción, la falsa defensa de los pobres, su afinidad con algunos de los grandes sicarios del narcotráfico, la vergonzosa mentira acerca de la pandemia manejada con estadísticas adulteradas y camas fantasmas como lo son también las ciento cuarenta universidades “del bienestar” sin direcciones ni, mucho menos, alumnos. Y entre todo este maremágnum destaca la exorbitante manipulación al colectivo que cae en la trampa de la charlatanería.

Las grandes batallas de Andrés están encaminadas contra la crítica que tanto le hace hervir su deteriorada mentalidad autócrata, la altanería con la que inaugura cuarteles para la Guardia Nacional por todo el país, el forcejeo significativo con un sector de inversionistas extranjeros –mientras vuelve a premiar a la gran sobornadora Odebrecht con nuevos contratos de PEMEX en el colmo del cinismo-, el desprecio hacia las mujeres a quienes invita a manifestarse mientras cierra los oídos y apoya a un execrable sujeto señalado cinco veces como violador y pretende ser gobernador de Guerrero, entidad a la que infama en la compraventa de votos por vacunas, y la defensa pueril de los amorales sujetos que permean a su gabinete con rescoldos del priismo dictatorial y el panismo remendado. Toda una secuela de vanas historias.

La crónica negra podría situarse en el punto exacto en el que presenta las cifras de la pandemia rebasadas por la mera percepción general y el factor 3.8 que el subsecretario enfermo de Salubridad, el falso epidemiólogo Hugo López-Gatell, ofreció en principio para amortizar las presiones generales –no solo de los medios independientes o críticos- alegando que las cifras de infectados y muertos por el maldito coronavirus debían multiplicarse por el mismo debido a la lejanía, el aislamiento y también a la negligencia de los supuestos contenedores del mal.

Los muertos de la 4T son mucho más de medio millón de personas considerando, además, que la letalidad que coloca a nuestro país a la cabeza es consecuencia de los malos manejos, del pésimo ejemplo dado –el “neandertal” presidente de México se niega a ponerse cubre-bocas y así calificó Biden a quien tiene esta conducta anormal-, y de las constantes mentiras sobre las “camas disponibles” cuando no hay médicos ni insumos para atenderlas. Ya alcanzamos los 200 mil fallecidos oficialmente cuando si nos atenemos a la media universal –el 3.4 por ciento y no el 11 que sobrellevamos en México- no debieron rebasar los 68 mil casos; el resto se agrega al medio millón no registrado.

Recuérdese: el genocidio no es solamente la extinción de una raza por motivos xenófobos, religiosos y políticos, sino también las matanzas desorbitadas y multitudinarias como las que devienen de la falsaria actitud gubernamental inoculado por el virus de la corona, el del poder, expandido hacia el coronavirus asfixiante.

Acaso, la mayor batalla de Andrés es por obtener en las urnas lo que no ha ganado con su pueril desempeño presidencial. Todavía pesa más la manipulación que la elemental cordura. Esto NO ES DEMOCRACIA.

La Anécdota

De imitadores y patiños está lleno el espectro de la política mexicana. Quizá por ello decidieron convertir a los curas Morelos e Hidalgo en partes del emblema de la penosa deformación de AMLO, no transformación de modo alguno.

Por ejemplo, fue el padre Hidalgo quien levantó, como pendón insurgente, el estandarte de la Virgen de Guadalupe desde su paso por Atotonilco, Guanajuato. Y en esta misma entidad, Vicente Fox, llamado “chachalaca” por Andrés antes de que él lo reemplazara como el mayor charlatán, utilizó el símbolo religioso-histórico para abanderar su campaña por la gubernatura primero y luego extendiéndolo al país cuando buscó y alcanzó la Presidencia.

Ahora es López Obrador quien puso a la Guadalupana en un predicamento notable: la hizo responsable, al lado del Benemérito Juárez, de la protección a la soberanía nacional en su primer encuentro, virtual claro, con el presidente Joe Biden de USA como antes exhibió estampitas del Sagrado Corazón como sus supuestos escudos contra las críticas además de su percudido pañuelito blanco.

Valientes actos de hipocresía con la exuberancia virreinal del Palacio Nacional como fondo.