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EL ÁGORA

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ASIMETRÍAS MÉXICO – ESTADOS UNIDOS

OCTAVIO CAMPOS ORTIZ / SOL QUINTANA ROO

El periodista Jesús Hernández Hernández compartió reveladores datos sobre las relaciones entre México y Estados Unidos. Infografía que debe preocupar al gobierno federal y entender que la diplomacia bilateral va más allá de una llamada protocolaria para solicitar a Biden un trato justo y respeto a nuestra soberanía, frases chauvinistas por demás utilizadas en los regímenes neoliberales. No se puede pedir un trato igualitario entre desiguales.

Seguramente los anteriores gobiernos supieron hacer uso de la política y las negociones para emparejar las relaciones, sacar provecho de los tratados y aminorar el impacto negativo de las decisiones arbitrarias y dañinas de las administraciones norteamericanas.

Jesús Hernández comparó el PIB 2020 entre los dos países, mientras nuestros vecinos tienen una cifra de 5.49 billones de dólares, nosotros solo alcanzamos los 274 mil 987 millones de dólares; para este año se espera un crecimiento del PIB en Estados Unidos de 6.6 por ciento, mientras que nosotros, en el mejor de los escenarios, llegaríamos a 3.7 por ciento; el salario mínimo allá es de 15 dólares la hora y aquí es de 6.15 dólares al día, por eso hay 5 millones de residentes mexicanos en EUA.

No solo no nos favorece la numeralia macroeconómica, hay asimetrías en las políticas públicas. La administración Biden asignó 1.9 billones de dólares a estímulos antiCovid y México 0.05 por ciento, según la OCDE; ellos destinaron fondos para niños y madres que tuvieron que regresar a trabajar y acá se pretende desaparecer el Inmujeres y cerraron las estancias infantiles.

La Unión Americana presupuestó 2 billones de dólares a energías limpias, mientras nosotros tenemos una política energética basada en los hidrocarburos. Regresó EUA al Acuerdo de París para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y el gobierno mexicano está sin compromisos ambientales y usa combustibles fósiles como recurso energético.

Allende las fronteras revivieron el America Buy contra China, nosotros alentamos la cercanía con los orientales y Venezuela.

Compartimos una agenda binacional muy amplia: migración, turismo, democracia, aspectos laborales, control de pandemia, inversiones, integración de cadenas productivas, T-MEC, biodiversidad y energía. Pero se modificará la agenda por las inversiones norteamericanas en energía, el cambio climático, la disparidad en las legislaciones del trabajo, las nuevas reglas en la industria automotriz y los paneles arbitrales.

El regreso de los demócratas a la Casa Blanca no acabó con el proteccionismo que impuso Trump ni con su guerra comercial de alcance mundial que también afectó nuestra economía.

El anuncio de las primeras medidas de la nueva administración, además de los acuerdos firmados por el presidente americano parecen alentadores. Sin embargo, el llamado que hizo la responsable de la seguridad migratoria en la frontera, Roberta Jacobson, de que la tan anunciada reforma migratoria integral en los primeros 100 días de gobierno no es tan rápida de implementar, por lo que pide a los migrantes abstenerse de cruzar la frontera y esperar las nuevas reglas. Tampoco fue un buen signo de amistosa relación la negativa de Biden de proporcionar vacunas a México ante el desabasto temporal de Pfizer con el argumento de atender primero a su población.

El gobierno federal debe saber que aun para los demócratas, México no es una prioridad. Pasamos a ser el segundo socio comercial de Estados Unidos, después de China, y ven más cercana y benéfica la agenda con Canadá. Reflexionemos sobre las asimetrías y entendamos que somos desiguales. Seguramente pronto, la Casa Blanca volteará los ojos hacia México, pero solo para ver lo que a ellos conviene: migración, seguridad nacional, inversiones, nuevas reglas laborales, T-MEC, energías limpias y cambio climático. Más vale que estemos preparados para esa nueva relación.