Los vínculos de Loya Alatorre con el político jalisciense se descubrieron cuando las investigaciones relevaron que la última llamada que hizo, momentos antes de ser ejecutado, fue precisamente al exgobernador de Jalisco.
Además, durante la gestión de Aristóteles Sandoval como alcalde de Guadalajara y gobernador del estado, el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) alcanzó uno de los auges más notables en el mundo del crimen. Siendo gobernador, gatilleros de este grupo criminal ejecutaron al entonces secretario de turismo, Jesús Gallegos, cuando salía de la Casa Jalisco luego de una reunión con el gobernador.
Ricardo Ravelo/Sol Quintana Roo/Sol Yucatán/Sol Campeche/La Opinión de México
Ciudad de México.- Aristóteles Sandoval Díaz construyó una carrera política meteórica: de ser activista del PRI, fue electo diputado local, presidente municipal de la ciudad de Guadalajara y, desde ese trampolín, saltó a la gubernatura del Estado con el respaldo del entonces presidente Enrique Peña Nieto.
Al igual que Javier Duarte y Roberto Borge, Sandoval Díaz también fue elogiado en su momento por ser parte de una nueva generación de priistas que arribaban al poder, llamados por Peña Nieto “los nuevos rostros del PRI”, que después terminaron encarcelados o señalados de servir al crimen organizado, como fue el caso del exgobernador de Jalisco.
Desde que era legislador local, brotaron los escándalos alrededor de Aristóteles Sandoval por sus presuntos nexos con el narcotráfico. En diversos expedientes judiciales aparece vinculado con personajes relacionados con el narcotráfico, en particular del Cártel de Sinaloa.
También con operadores de Ignacio “Nacho” Coronel, quien murió en 2010 durante un enfrentamiento con efectivos de la Marina; de igual forma se le relacionó con financieros al servicio de Ismael “El Mayo” Zambada, quienes de acuerdo con los testimonios financiaban las actividades políticas del político jalisciense.
El primer escándalo que enfrentó ocurrió en febrero de 2007. Ese día un personaje del crimen organizado –Ignacio Loya Alatorre–, identificado por la extinta Procuraduría General de la República como operador financiero de “Nacho” Coronel, acudió al estadio Jalisco para ver un partido de futbol.
Horas antes, Loya Alatorre le había pedido a su chofer, Sergio Ocegueda García, que fuera al banco a realizar unos depósitos que “le urgían al patrón”. Loya Alatorre entró al estadio Jalisco, se acomodó en su palco de lujo y se dispuso a ver el encuentro entre Las Chivas rayadas del Guadalajara y el Monterrey. En el previo, realizó algunas llamadas desde su teléfono celular.
Noventa minutos después, tras finalizar el partido, permaneció sentado en su palco. Esperó que la gente saliera. Cuando el estadio estaba casi vacío, salió. Ya en la calle, caminó unos cuantos metros y de manera sorpresiva fue atacado a balazos. Una ráfaga de balas le atravesó el cuerpo. Loya Alatorre cayó al piso. Su muerte fue instantánea.
El caso alcanzó notoriedad cuando la entonces Procuraduría de Jalisco empezó las investigaciones del caso. El chofer, Sergio Ocegueda, regresó al estadio y vio a su jefe tirado en medio de un charco de sangre.
Las autoridades investigadoras aseguraron las pertenencias de Loya Alatorre, entre otras cosas, una libreta y su teléfono celular. Las indagaciones pronto confirmaron que la libreta de apuntes era en realidad una “narconómina”. Ahí estaban los nombres de decenas de personas y cantidades anotadas, por lo que se infiere que se trataba de los pagos realizados.
Después de hacer las revisiones pertinentes, las autoridades también acreditaron que la última llamada que salió del celular de Loya Alatorre fue para Aristóteles Sandoval, con quien tenía amistad.
De esta manera, se acreditó que el occiso tuvo relación estrecha con Sandoval, quien posteriormente fue electo alcalde de Guadalajara. El propio Sandoval, sin embargo, negó en un principio tener relación con Loya Alatorre, quien fue identificado como operador financiero de Ignacio “Nacho” Coronel, pieza importante del Cártel de Sinaloa.
Después, tras el avance de las investigaciones, Sandoval Díaz reconoció que sí eran amigos. Las investigaciones del caso y los datos contenidos en la averiguación 029/2007/HI/A establecen que Loya Alatorre era amigo de Aristóteles Sandoval desde el año 2005.
La misma indagación señala, además, que Sandoval Díaz conoció a Loya por medio de Alfredo Barba Mariscal, quien fue secretario del Ayuntamiento de Tlaquepaque e hijo de Alfredo Barba Hernández, líder estatal de la CROC.
Las pesquisas siguieron arrojando datos y evidencias, entre otras, las que indican que Aristóteles Sandoval recibía financiamiento de Loya Alatorre para pagar sus actividades políticas.
En el expediente referido, aparece que uno de los últimos apoyos que recibió el exgobernador asesinado fue por la suma de 100 mil pesos, aunque el exalcalde de Guadalajara negó que él recibiera dinero de Loya Alatorre. También declaró que desconocía las actividades empresariales de su amigo.
Pero en medio de esta trama apareció un testigo clave: Sergio Ocegueda Martínez, el chofer de Loya Alatorre. También fueron interrogadas varias personas que conocieron las relaciones de Loya Alatorre con el crimen organizado, en particular, con la célula del Cártel de Sinaloa que entonces estaba afincada en la ciudad de Guadalajara. Dijo, además, que Loya tenía una relación sentimental con Teresa López, exregidora del Ayuntamiento de Zapopan, con quien vivía.
También dijo que su jefe tenía un palco de lujo en el estadio Jalisco y que uno de los invitados especiales era precisamente Aristóteles Sandoval.
De acuerdo con las investigaciones que entonces hizo la extinta PGR, Ignacio Loya Alatorre –el amigo y financiero de Aristóteles Sandoval– no era un personaje menor en el mundo del narcotráfico: era primo de Humberto Loya Castro, “El Licenciado”, operador financiero de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, entonces poderoso jefe del Cártel de Sinaloa. También era operador del grupo criminal en Monterrey, Nuevo León.
Además, Humberto Loya fue el contacto de la DEA y el Cártel de Sinaloa para establecer el supuesto pacto de impunidad al que aludió la defensa de Vicente Zambada Niebla, hijo de Ismael “El Mayo” Zambada García en el juicio que se dirimió contra él en una corte de Chicago.
Ignacio Loya, el primo de Humberto Loya, fue el abogado que, según el expediente de “El Vicentillo”, contactó a altos mandos de la DEA en 2004 para que dejaran de perseguir al Cártel de Sinaloa y, a cambio de ello, la organización criminal le aportaría información a la agencia norteamericana sobre las actividades de grupos rivales.